El análisis CRIT de residuos sólidos o líquidos es un proceso mediante el cual se caracterizan los desechos generados por diferentes actividades humanas, con el fin de identificar su composición y propiedades físicas, químicas y biológicas. Este análisis se realiza para determinar si los residuos son peligrosos o no, y para definir las medidas adecuadas para su manejo, tratamiento y disposición final. Además, el análisis de residuos sólidos y/o líquidos permite evaluar la eficacia de los programas de gestión de residuos y diseñar estrategias para reducir su generación y minimizar su impacto ambiental.
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Un residuo peligroso es aquel que presenta características o propiedades que lo hacen potencialmente dañino para la salud humana o el medio ambiente. Estas características pueden ser físicas, químicas o biológicas, y pueden incluirse dentro de la NOM-052-SEMARNAT-2005 con el acrónimo CRIT y la NOM-087-SEMARNAT-SSA1-2002 con el acrónimo RPBI.
Los residuos peligrosos pueden ser generados por diferentes actividades humanas, como la producción industrial, la minería, la agricultura, la atención médica, entre otras. Debido a su potencial impacto negativo en el medio ambiente y la salud pública, los residuos peligrosos deben ser manejados, tratados y dispuestos de manera adecuada y segura, siguiendo las regulaciones y normativas generalmente federales con normas oficiales de carácter obligatorio.
En México, los residuos peligrosos se clasifican de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM-052-SEMARNAT-2005, la cual establece los criterios para la clasificación y manejo de los residuos peligrosos. Según esta normativa, los residuos peligrosos se dividen en las siguientes categorías:
1. Residuos explosivos: aquellos que tienen la capacidad de producir una reacción exotérmica o una liberación instantánea de gas a una velocidad y cantidad que pueda generar una onda de choque o una explosión.
2. Residuos inflamables: aquellos que tienen la capacidad de arder o explotar en presencia de una fuente de calor, chispas o llamas.
3. Residuos tóxicos: aquellos que contienen sustancias que pueden causar daño a la salud humana o al medio ambiente, como metales pesados, productos químicos corrosivos, agentes carcinógenos, entre otros.
4. Residuos corrosivos: aquellos que tienen la capacidad de corroer o desgastar materiales, como ácidos o bases fuertes.
5. Residuos reactivos: aquellos que son inestables y pueden reaccionar violentamente con otras sustancias, como peróxidos, cianuros, entre otros.
6. Residuos radioactivos: aquellos que contienen sustancias radiactivas que pueden causar daño a la salud humana o al medio ambiente.
7. Residuos biológicos-infecciosos: aquellos que contienen agentes biológicos que pueden causar enfermedades en humanos y animales.
Algunas de las principales disposiciones que establece esta normativa son las siguientes:
1. Generación: los generadores de residuos peligrosos deben identificar los residuos que generan y clasificarlos según la normativa vigente. Además, deben llevar un inventario de los residuos generados.
2. Almacenamiento: los residuos peligrosos deben ser almacenados en lugares seguros y adecuados, que permitan su fácil identificación y manejo. Los contenedores y recipientes utilizados para el almacenamiento deben ser resistentes y estar debidamente etiquetados.
3. Transporte: los residuos peligrosos deben ser transportados por personas y empresas autorizadas para ello, siguiendo las normas de seguridad establecidas para evitar accidentes y derrames.
4. Tratamiento y disposición final: los residuos peligrosos deben ser tratados y dispuestos de manera adecuada, siguiendo las normas y regulaciones establecidas. Esto puede incluir procesos como la neutralización, incineración, confinamiento, entre otros.
En general, la NOM-052-SEMARNAT-2005 establece que los residuos peligrosos deben ser manejados con precaución y siguiendo los procedimientos adecuados, con el objetivo de minimizar el impacto ambiental y proteger la salud pública. Si una persona tiene en su posesión un residuo peligroso, debe buscar información sobre la clasificación y manejo adecuado de dicho residuo, y contactar a empresas o entidades autorizadas para su tratamiento y disposición final.
De igual manera, todos los residuos analizados que no presenten ninguna de las características de peligrosidad CRIT, pueden disponerse como residuos en los rellenos sanitarios, de acuerdo con las normatividades vigentes.