La determinación del pH puede llevarse a cabo mediante distintas técnicas que varían en precisión, facilidad de uso, requerimientos técnicos y costos. En este artículo exploraremos tres formas fundamentales de medir el pH:
Cada uno de estos métodos tiene aplicaciones particulares dependiendo del contexto del muestreo, la naturaleza de la muestra y los niveles de precisión requeridos. A continuación, se detalla cada uno con profundidad desde la perspectiva práctica y técnica de un laboratorio ambiental en México.
Los indicadores colorimétricos son sustancias químicas orgánicas que cambian de color dependiendo del pH del medio en el que se encuentran. Este cambio se debe a modificaciones en su estructura química que alteran su interacción con la luz visible. Existen en forma de soluciones líquidas y también impregnados en tiras de papel conocidas comúnmente como papel tornasol o papel pH.
Cada indicador tiene un rango de pH específico en el que cambia de color. Por ejemplo, el rojo de metilo cambia de rojo a amarillo en un rango de pH entre 4.4 y 6.2, mientras que la fenolftaleína cambia de incoloro a rosa entre 8.2 y 10.0. La elección del indicador depende del rango que se desea medir. En campo, las tiras reactivas de papel pH permiten una lectura rápida al comparar el color que toma la tira después de sumergirse en la muestra, con una escala de colores proporcionada por el fabricante.
En México, el uso de indicadores colorimétricos es común en campañas de monitoreo rápido de cuerpos de agua como ríos, lagunas o presas. Son útiles para determinar si el agua presenta condiciones extremas de acidez o alcalinidad, por ejemplo, cerca de zonas industriales o descargas domésticas. También se emplean en educación ambiental y talleres comunitarios debido a su bajo costo y facilidad de uso.
Si bien son útiles para evaluaciones preliminares, los indicadores colorimétricos presentan limitaciones importantes:
Por ello, en estudios técnicos donde se requiere precisión y trazabilidad, se prefieren métodos más exactos como los pH-metros.
El método potenciométrico utiliza un electrodo de vidrio sensible a los iones hidrógeno y un electrodo de referencia para medir la diferencia de potencial eléctrico entre ambos en una disolución. Este potencial está directamente relacionado con la concentración de H⁺ mediante la ecuación de Nernst. El equipo convierte este voltaje en una lectura digital de pH.
Un sistema típico de medición de pH incluye:
Los modelos más avanzados incluyen compensación automática de temperatura (ATC), registros electrónicos y conexión a software de adquisición de datos.
En laboratorios acreditados por la EMA en México, los pH-metros son esenciales para el cumplimiento de normas como la NOM-127-SSA1-2021 (agua potable) o la NOM-001-SEMARNAT-2021 (descargas). También son fundamentales en procesos industriales, análisis de suelos agrícolas y evaluación de lixiviados en sitios contaminados.
El electrodo debe mantenerse hidratado y calibrarse regularmente. La vida útil de un electrodo estándar ronda los 6 a 12 meses dependiendo del uso y mantenimiento. En condiciones extremas (alta salinidad, pH extremos, altas temperaturas), se deben usar electrodos especiales.
Este método se basa en la interacción entre la luz y las soluciones químicas. Se utiliza un reactivo indicativo que cambia de color según el pH, y se mide la absorbancia de la solución a una longitud de onda específica mediante un espectrofotómetro. La absorbancia se relaciona cuantitativamente con el pH utilizando una curva de calibración.
En matrices de agua residual industrial con colores oscuros o presencia de aceites, donde el pH-metro puede fallar, la espectrofotometría permite obtener lecturas confiables. También se usa en estudios de laboratorio con microvolúmenes, como en investigaciones microbiológicas, pruebas enzimáticas y experimentos de bioquímica ambiental.
A pesar de ello, su uso se está ampliando en laboratorios ambientales de universidades, institutos de investigación y organismos gubernamentales.
La medición del pH es un proceso fundamental en la evaluación de la calidad ambiental, el control de procesos y la protección de la salud pública en México. Las tres formas principales de medirlo—indicadores colorimétricos, electrodos potenciométricos y técnicas espectrofotométricas—ofrecen diferentes niveles de precisión, complejidad y aplicabilidad.
Los métodos colorimétricos son ideales para monitoreo rápido en campo y actividades educativas, pero carecen de precisión. Los pH-metros, por su parte, ofrecen un balance óptimo entre precisión, rapidez y versatilidad, siendo los preferidos en laboratorios certificados. Finalmente, las técnicas espectrofotométricas brindan alta sensibilidad y reproducibilidad, siendo valiosas en investigación y matrices complejas.
El dominio de estas técnicas permite a los especialistas ambientales seleccionar el método más adecuado para cada situación, garantizando decisiones informadas basadas en datos confiables. A medida que la legislación mexicana exige mayor control y precisión en la gestión ambiental, la capacidad de medir adecuadamente el pH cobra un papel cada vez más estratégico en la sustentabilidad de los recursos naturales y la protección de la salud humana.